En un Mundo que Exige Innovación, ¿Cómo Nos Transformamos?

      Soñar. Crear. Inspirar.
                                                         Es tu mundo Toma el control

 La felicidad no es destino, es una forma de vivir

                                                               Los sueños son para vivir

En un mundo que consagra todas nuestras fuerzas creativas en proverbios, formas mínimas de lenguaje e ideas controlables, es difícil pensar en cómo podemos entrar al poder de quiénes somos, ¡incluso eso suena como un lema! Y, sin embargo, este trabajo de transformación es real, profundo y no solo necesario, pero esencial para la vida. Este no es un concepto nuevo, pero en el siglo XXI todo se ha magnificado en una realidad global y creciente que potencialmente afecta las vidas de millones en segundos. De modo que la demanda de personas que se muestran como lo que realmente son aumenta en todas nuestras interacciones. ¿Como hacer esto?

Recientemente, ofrecí un taller sobre Abriendo la Intuición: Identificando la Voz Noble de Quien Somos en el cual exploramos viviendo un camino que potencia nuestra verdad y honra nuestro propósito. He descubierto que cuando vivo con mi voz auténtica, me transformo, en cada momento soy potencialmente nueva con vida e ideas saliendo a un ritmo exponencial. No me interesa si estas ideas se convierten en lemas para vivir, sino que estoy convencida de que son fuerzas que se mueven a través de mí e impactan a los demás en mi forma de hablar, en lo que hago y en lo que amo. Cada movimiento está motivado por estas fuerzas y otros sienten esta profundidad real en cada intercambio. Estas fuerzas no me hacen especial ni me pertenecen: ¡son fuerzas de creatividad e innovación que pertenecen a todos!

Entonces, ¿cómo despertamos estas fuerzas de transformación dentro de nosotros? Aquí hay algunas pepitas de verdad que aprendí de la reflexión profunda, la acción constante y un camino impulsado por la fe que creía que lo mejor de mí en cada momento se esta manifestando:

Encuentra tus espejos

Todos estamos conectados y algunas de nosotras tenemos cualidades manifiestas que afectan las vidas de los demás, porque ellos también tienen esas cualidades. Encuentra esos espejos. Para mí este espejo era Prince. Él manifestó las cualidades que hablaban a mi alma:

• Valor
• Luz
• Amor
• Fe
• Inovador

Para una joven de dos herencias muy complejas y ligadas a la tradición, india quechua de Bolivia y peregrinos irlandeses y británicos, me sentí profundamente conectada con mis raíces y al mismo tiempo impulsada a cambiar. Desde muy temprana edad, sentí la complejidad de lo que era y las fuerzas que competían dentro de mi familia en dos mundos muy diferentes.

Prince en la guitarra

Prince me enseñó a superar todo esto. Rechazó las falsas dicotomías, abrazó todos sus dones y los expulsó con una fuerza que rechazaba todas las limitaciones que la sociedad en su inmadurez intentaba imponerle.

Otro espejo pertenecía a mis abuelas, mujeres que nunca conocí aquí en el ámbito físico, pero que estaban muy vivos para mí en el mundo de los espíritus. Mamá Cruzesa, Nana Millet, Nana Mitchell me hablaron toda mi vida, una vez más, por la forma en que eligieron vivir su vida. ¡Abrazaron todas sus dualidades y lucharon a través de las limitaciones impuestas de ser espíritus atados por tradiciones de femineidad o ser indígenas o ambos! Cada uno, a su manera, desafiaron estas limitaciones defendiendo los derechos de las mujeres indígenas o invirtiendo silenciosamente parte del presupuesto de su cocina en el mercado de valores, eventualmente ganando millones.

Así que encuentra tu espejo. Ellos están afuera. Y no para imitar, sino para inspirar.

Todos somos espejos.

Escucha la voz dentro

Esto puede ser complicado y en la sociedad occidental se nos enseña que no se debe confiar en ninguna otra voz que no sea la que se habla a través de nuestras cuerdas vocales. En mi experiencia, no es así. Y, sin embargo, les paso una palabra de advertencia: encuentre la voz de su verdadero ser que busca su mayor bien. Esto puede ser un reto. Algunas cosas que he hecho para hacer esto incluyen:

Escucha a tu cuerpo

Nuestro cuerpo es nuestro mejor narrador, ha estado con nosotros desde nuestros inicios y conoce todos nuestros secretos y experiencias más íntimos. Aprender a escuchar el cuerpo es un hermoso acto de amor. Al hacerlo dices: Te amo. Confío en ti. Sé que quieres cuidarme. Ese es el propósito del cuerpo, cuidar de nosotros. Su única creación es asegurarnos de que estamos en la mejor posición posible para vivir plenamente. Aprendí a escuchar mi cuerpo haciendo un par de cosas:

• Escucho cuando está incómodo y me pregunto: ¿hay algo en esta parte de mi cuerpo que necesite atención? Por ejemplo, si tengo dolor de oídos, ¿podría estar escuchando demasiado? ¿O no escuchar lo suficiente a alguien? ¿Debo ser más gentil con esta parte de mi cuerpo? Y luego, por supuesto, también lo cuido físicamente, si necesita medicamentos o simplemente descansar. Todo esto es un acto de amor. Mientras hago esto más, mi cuerpo me dirá más. Es una relación y necesita nutrición. En horas extras, puede decirme de dolores o traumas pasados ​​que necesitan curación; sistemas de creencias falsos que puedo llevar dentro de mi en mi sub-consciencia. Es un proceso calmado y está basado en un profundo sentimiento de respeto y amor.
• El aprendizaje de otras antiguas tradiciones de curación, como el texto sagrado sánscrito, que nos dice que somos seres de energía y que debemos aprender a utilizar esta energía para no solo sanar, sino que encontrar y dirigir nuestro propósito también ha sido transformador. En Occidente, hemos aprendido de esta tradición principalmente a través de lo que comúnmente se conoce como el sistema de 7 chakras. En realidad nuestro cuerpo es como sistemas de energía a los que podíamos acceder y aprender. Usé meditación para conectarme a estos chakras. Sabiendo que soy un ser energético, utilizaría mi comprensión de los chakras para encontrar mi asiento de la verdad y escuchar desde este lugar que llevo en el centro del centro de mi cuerpo. 
• Finalmente, respira. La respiración es un regalo tan poderoso de la vida y, aunque es lo que mantiene nuestro motor físico funcionando, también es una herramienta increíble para regresar a nuestro cuerpo cuando estamos pensamos demasiado. A veces pienso que si estoy reflexionando sobre un problema, todo lo que tengo que hacer es respirar. La respiración me devuelve a mi cuerpo, al chakra que encontré en el centro de mi cuerpo y donde sé que mi verdad me llama a escuchar. La respiración también le dice al cerebro que todo está bien y esto me permite hacer una pausa. Lista para escuchar. 

Administra tus emociones 

Nuestras emociones, son poderosas fuentes de energía y estimulación para el movimiento, el amor y la creatividad. A la misma vez, son inhibidores del movimiento, proyectores de creencias falsas y increíbles océanos de energía que pueden pesarnos. Nuestras emociones son solo energía, pero cuando pasan desapercibidas, pueden convertirse en huracanes y demoler todo a su paso. Entonces, ¿qué hacer de nuevo? Es útil recordar que las emociones son energía que refleja el estado del corazón. En este nivel de existencia, los humanos tienen dos distintos energías que siempre están en tensión: nuestra naturaleza inferior que está unida al reino material y nuestro ser superior, el yo del espíritu que está apegado al mundo de lo divino. Estas dos partes están en tensión constante para usurpar el poder sobre el otro. Nuestras emociones son excelentes indicadores de dónde estamos parados y de la dirección en que se refleja nuestro corazón: nuestro yo espiritual o nuestra naturaleza inferior. ¿Cómo identificamos las emociones? En nuestra cultura occidental dominante, no entendemos las emociones muy bien y las vemos como algo que debe ser suprimido. 

Una herramienta que uso para ayudarme a desarrollar una mejor comprensión de las emociones es el Diamante de las emociones: bajo este diagrama, hay 3 emociones principales: Alegría, Miedo y Dolor y una emoción secundaria: Coraje o Ira. En general, nos sentimos incómodos con las emociones. En particular con miedo y dolor. No nos gusta sentir miedo o dolor y tratar de evitarlos en nosotros mismos y en los demás. Tampoco queremos que la gente sea demasiado feliz. Nos preguntamos por qué están tan felices y mostramos incomodidad con su felicidad. En nuestra sociedad, se nos enseña a evitar emociones como el miedo y el dolor y se nos cuestiona cuando los sentimos: ¿Por qué lloras? No hay razón para llorar. ¿De que estás asustado? No hay nada que temer. Queremos que los demás no sientan estos sentimientos para que nosotros también no tengamos que sentirlos. Como somos seres de energía, nos damos cuenta de los sentimientos de los demás; cuanto más fuertes sean las emociones, más incómodas nos sentiremos si no somos conscientes de nuestras propias reacciones ante las emociones de las personas. Hay mucho más que decir sobre este tema, y ​​es por eso que estoy escribiendo un libro que incluye una sección completa sobre esto. Por ahora, es suficiente para comenzar a reconocer cuándo tenemos estas emociones y tratarlas como agua. Si consideramos un río, todo lo que un río quiere hacer es permitir que el agua se mueva. Si el agua se estanca, comienza a pudrirse y se convierte en una fuente de daño. Así que nuestro trabajo, es simplemente dejar que las emociones sigan su curso y cuando hayamos terminado el ciclo de las emociones, volvamos a la verdad y el amor. El mensaje con la cual cerramos el ciclo de emociones: Somos amados. Estamos bien. Este ciclo te permite regresar a una mente tranquila y clara y proyectar desde el amor una vez más. 

Estas son algunas herramientas que he aprendido para ayudarme a volver a mi verdad y, a su vez, me permiten transformar mi realidad interior. Los lemas intentan capturar el poder de la innovación, pero al final se comportan más como el humo, lo que nos distrae del trabajo real y el objetivo que exige la innovación: Transformación. 

Cuando transformamos nuestra realidad interior de la duda y el miedo, a la verdad y la valentía, podemos permanecer firmes en la fe y caminar con los pies espirituales profundamente enraizados en la verdad de lo que somos: seres humanos nobles.

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